Biografía



Adelante van caminando trescientas cincuenta mil quince personas, todas vestidas de arco iris.
Atrás va él, solo, solitario, de color negro y de piel castaña.
La gente camina hacia acá, él lo hace para allá.
Ellos avanzan y el retrocede, ¿será que es al revés?
La luz del sol ilumina la vereda de su frente, por donde él camina, o descamina, la sombra se posa.
Sus ojos blancos con un círculo negro justo en el medio brillan humedecidos, por el smog de estos días, queríamos pensar.
A las afuera de sus cuatro paredes escribió con tinta verde, porque verde es esperanza, “Quizás al tercer día resucite. PD: ya no llores más…mi perro, ya no lo hagas más que tu comida está en el mismo lugar”
A las cuatro de esa madrugada no sabíamos qué hacer.
A las cinco de esa madrugada un perro lloraba a su amo.
Al tercer día se arrendaba una habitación de cuatro paredes, y si la persona gustaba era dueña de un canino.

4 comentarios:

Veju dijo...

resucitó, pero en este mundo nadie lo supo :)

Ah, y mis imagenes las saco de los links que tengo en el blog po...y me dedico a revisar XD

Salió el sol a la derecha de mi pantalla...tu blog está iluminado XD



Bye byeee

Rubén Darío Carrero dijo...

Él era su propio destino, no?.

Ada (sin h) dijo...

Yo desistiría de partir sólo por no abandonar a mi canino :)

Aunque el canino puede ser la excusa perfecta cuando la razón verdadera asusta más que el destino auto-impuesto.

José Agustín Solórzano dijo...

órale, muy buen texto...

me gustó que introdujeras al perro, es ese factor que vuelve más mágico el asunto...

no me hagas caso, jaja